domingo, 6 de junio de 2010

La necesidad de políticas públicas para la sociedad de la información


La necesidad de políticas públicas para la sociedad de la información
Una política pública es el conjunto de estrategias y acciones tomadas por el gobierno para dirigirse a un asunto público. El gobierno, ya sea nacional, provincial o local, desarrolla esta política pública en términos de leyes, regulaciones, decisiones y acciones. Las políticas públicas cumplen el rol de cursos de acción en las cuales los decisores gubernamentales trabajan en los temas definidos como “públicos” o “de interés general”. En suma, son conjuntos de metas, iniciativas, decisiones y acciones llevadas a cabo por un gobierno para resolver un problema o necesidad que los ciudadanos, o el mismo gobierno, consideran una prioridad en un momento dado. Se refiere a las filosofías y preocupaciones del gobierno, ya sea como legislación o como programas, que representan la responsabilidad gubernamental con respecto a un tema determinado (Finquelievich, Rozengardt, Davidziuk y Finquelievich, UNESCO, 2009, en www.links.org.ar).

Las políticas públicas para la Sociedad de la Información (PPSI) son un conjunto coherente de estrategias públicas dirigidas a promover la construcción y desarrollo de una Sociedad de la Información orientada en forma interrelacionada al desarrollo social, político, humano, económico y tecnológico en cada sociedad, siendo su motor de desarrollo la producción, utilización, y explotación equitativa del conocimiento por todos los sectores sociales.

Una Política Pública para la Sociedad de la Información (PPSI) es un mapa –un plan regional, nacional o local- para la inclusión y la apropiación, por parte de gobiernos, instituciones, empresas, comunidades, e individuos, de los beneficios derivados de la construcción de la Sociedad de la Información y de su adaptación a las especificidades de cada contexto. La PPSI no es un estado, sino un proceso de construcción colaborativo, abierto y permanente.

No existe una única Sociedad de la Información y el Conocimiento, sino tantas como las sociedades nacionales, regionales o locales que la construyen y actualizan según sus propias especificidades. Las sociedades del conocimiento, en sus diversos grados de desarrollo, generan e integran un círculo virtuoso, en el cual el progreso del conocimiento y las innovaciones tecnológicas, recíprocamente determinados, producen más y más conocimiento en el mediano y largo plazo. Como secuela, la producción de conocimiento, y de las prácticas sociales, económicas y políticas que se basan en él, atraviesan una gran aceleración.

Es necesario recordar que las herramientas proporcionadas por las tecnologías de información y comunicación (TIC) son una condición necesaria pero no suficiente para el proceso social, económico y político de desarrollar sociedades del conocimiento. Bindé y otros (UNESCO, 2005) plantean que, si bien el concepto de la sociedad de la información se basa en avances tecnológicos, comprende también dimensiones sociales, éticas y políticas mucho más amplias. La multiplicidad de estas dimensiones descarta la idea de un modelo único y listo para usar, dado que semejante modelo no consideraría la diversidad económica, cultural, política y hasta geográfica y demográfica. Por lo tanto, sería insostenible plantearse el desarrollo de una Sociedad del Conocimiento que lleve – a través de un estrecho determinismo tecnológico - a una única forma posible de sociedad. Las cuestiones relativas a la información y el conocimiento, no están aisladas de otras estrategias de desarrollo.

Las políticas públicas ocupan un lugar destacado en el proceso general de desarrollo de la Sociedad de la Información, así como en la estrategia nacional general, que debe tener en cuenta los procesos participantes, tanto el social como el orientado a la economía y al mercado de las TIC.

El cambio tecnológico presenta una peculiaridad única: avanza a una velocidad previamente desconocida en la historia humana. Por lo tanto, los gobiernos deben mantenerse a la par, formulando no sólo estrategias a corto y mediano plazo, que producirán resultados concretos y visibles para los actores sociales involucrados y la población en general, sino políticas a largo plazo, como agendas digitales nacionales, provinciales y locales. No existen fórmulas generales para las estrategias y políticas que conciernen las TIC. Sin embargo, los gobiernos pueden identificar las mejores prácticas desarrolladas a nivel nacional, regional o internacional, para adaptarlas a las circunstancias y contextos específicos de cada país.

La Agenda de Túnez para la Sociedad de la Información, en su artículo 85 expresa: “Teniendo en cuenta el liderazgo de los gobiernos en asociación con otras partes interesadas en la aplicación de los resultados de la CMSI, incluido el Plan de Acción de Ginebra, a escala nacional, alentamos a los gobiernos que aún no lo han hecho a elaborar, según proceda, ciberestrategias nacionales exhaustivas, previsoras y sostenibles, incluidas estrategias de las TIC y ciberestrategias sectoriales, según proceda, como parte integrante de planes nacionales de desarrollo y estrategias destinadas a la reducción de la pobreza, lo antes posible y antes de 2010”.

La historia y antecedentes de las PPSI, aunque ricos en contenidos y en modelos organizacionales, aún eran relativamente nuevos y escasos hasta el comienzo del tercer milenio. Estas políticas y estrategias no fueron influidas sólo por los factores endógenos de cada país, provincia o ciudad, por sus historias y estructuras sociales, sino también por los contextos internacionales y por eventos significativos, como la Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información (2003, Ginebra y 2005, Túnez) y E-LAC 2007 (El Salvador).

Según los investigadores de la CEPAL Martin Hilbert, Sebastián Bustos y João Carlos Ferraz (2005), el proceso de concebir, crear e implementar políticas para la Sociedad de la Información está sujeto a factores internos y externos. Los factores internos, como el nivel de desarrollo de un país, determinan el contexto en el cual este país desarrolla sus estrategias nacionales. El concepto “nivel de desarrollo” incluye los factores socioeconómicos identificados tradicionalmente (ingreso per capita, nivel educativo de los recursos humanos, salud, etc.), pero también el grado de avances hacia una sociedad de la información. Estos expertos también identifican factores externos más dinámicos - tales como las tendencias de crecimiento (entre ellas, el contexto macroeconómico), la estabilidad y la orientación política- que pre-determinan las prioridades de un gobierno. Estos factores externos determinan el grado de importancia que un gobierno asigna a la construcción y avances de una sociedad de la información y de sus componentes, en cada una de las fases de una estrategia de desarrollo.

El grado de apertura de la sociedad, de su conciencia sobre la necesidad de implementar políticas para la sociedad de la información, es otro de los factores citados por Hilbert, Bustos y Ferraz. Por ejemplo, todo el proceso de debates que condujo a la celebración de la Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información (CMSI) 2003-2005 (WSIS) ha favorecido la sensibilización de los gobiernos sobre el paradigma de la sociedad de la información.

Por lo demás, las PPSI son necesarias para promover el desarrollo de los países y regiones, así como el bienestar y el incremento de la calidad de vida de su población. Como plantean Soyo, Chacko y Pradhan (2004) “[y]ya sea con el fin de acortar la brecha digital o de reposicionar la nación en la nueva economía digital interconectada, y para asegurar que las comunidades y culturas marginalizadas no sean excluidas en el movimiento de incorporación de las TIC, las naciones necesitan dar un paso atrás y evaluar donde están paradas. Necesitan asegurarse de que las políticas nacionales con respecto a las TIC se dirigen al aspecto central del desarrollo: el desarrollo humano. En el análisis final, las TIC y las e-estrategias deberían ser los medios para alcanzar este fin .”

Las PPSI deben actualizarse continuamente. Por ejemplo, en el año 2009, Finlandia comenzó a hacer realidad su sueño de que todos los ciudadanos tengan el derecho a tener banda ancha. El Gobierno anunció que a partir de julio de 2010 entrará en vigencia una Ley que garantiza el acceso universal a una conexión mínima de 1 Mbps. Se trata del primer paso de un plan más ambicioso, que apunta a crear las infraestructuras necesarias para que ningún hogar esté a más de dos kilómetros de distancia de un punto de enlace, y capaz de llevar para 2015 una señal de 100 Mbps. Con la nueva norma, los proveedores estarán obligados a ofrecer sus servicios en todo el territorio.

Como plantean Hilbert y Katz (2002), el establecimiento e implementación de estrategias regionales, nacionales o locales de desarrollo de la sociedad de la información son indispensables a fin de aprovechar la “oportunidad digital”. Es posible, para los países en desarrollo, saltearse etapas (leapfrogging), aunque es necesario tener en cuenta que esto no es un proceso automático. Los mecanismos del mercado, librados a sí mismos, tienden a profundizar la brecha digital entre y en el interior de las sociedades. Para prevenir este proceso, se necesita un liderazgo fuerte y visionario, capaz de reducir costos de coordinación e incertidumbres. Estos expertos agregan que la Sociedad de la Información, lejos de construirse en un vacío, depende en gran parte de la herencia particular del contexto de la era industrial. Por lo tanto, para poder comprender los caminos senderos que pueden tomarse en la transición hacia la Sociedad de la Información, es necesario considerar cuidadosamente las particularidades regionales, tales como el grado general de desarrollo en todas sus dimensiones, mercados, instituciones, estándares educativos, políticas públicas, cultura, etc.

La Argentina necesita seguir avanzando en la concretización de su Agenda Digital Nacional, en el desarrollo de sus estrategias, políticas, y proyectos.

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