sábado, 3 de abril de 2010

GOBIERNOS LOCALES Y CIUDADES DIGITALES


GOBIERNOS LOCALES Y CIUDADES DIGITALES
Dra. Susana FINQUELIEVICH, Dr. Alejandro PRINCE

¿CÓMO DEFINIR A LA E-CIUDAD?
Si bien utilizamos el concepto de “ciudad digital”, porque es parte de la “lingua franca” entre los expertos y los iniciados en la Sociedad del Conocimiento, la nota de “lo digital” enfoca sólo un medio, una etapa de lo que el concepto de e-ciudad encierra e implica teleológicamente. En realidad, lo de digital es (¿sólo?) una herramienta que posibilita pensar y efectuar sucesivas reingenierías y reformas administrativas con la sola meta de la reinvención del gobierno. La fase digital debería conducir a la de trabajo en red, a una mayor eficiencia y transparencia, a una mejor comunicación (y servicio) con y desde el ciudadano, a un modo de innovación y mejora permanente, de creación y distribución del conocimiento. Así se podría también llamar a la ciudad digital, ciudad en red, ciudad del conocimiento, o mejor aún: ciudad inteligente.
La “ciudad digital” trata no sólo del uso intensivo, extensivo y estratégico de las TICs por parte del Gobierno y la Administración Pública, sino de facilitar y difundir el uso intensivo, extensivo y estratégico por parte de todas las organizaciones, empresas y personas de la sociedad sin exclusiones, promoviendo la innovación, las redes y el conocimiento. Estos usos no deben orientarse exclusivamente a buscar la eficiencia, productividad, y transparencia de los actos y relaciones públicas y privadas, sino también a la re-creación de la esfera pública y a la construcción de ciudadanía, de modo tal que redunde no sólo en una mayor legitimidad de la democracia y el Estado, sino en una mejor gobernabilidad de una sociedad cada día más abierta, horizontal, ascendente y diversa.
Debemos repensar el rol de las ciudades digitales en el soporte del desarrollo socioeconómico innovador en las ciudades físicas. Debemos reflexionar sobre las ciudades digitales como un modo alternativo para alentar, construir y sostener ámbitos urbanos innovadores, desde un enfoque de desarrollo social, económico y tecnológico. Asimismo es necesario analizar las condiciones necesarias para la construcción de los sistemas locales de desarrollo ligados a las ciudades digitales, y en los que éstas actúen como soportes virtuales del desarrollo socio-económico de la Sociedad del Conocimiento.
Es oportuno crear una definición dinámica de Sociedad del Conocimiento, como marco para esta discusión:
“Estadio económico social cuyas acciones de supervivencia y desarrollo están caracterizadas por la capacidad potencial de sus miembros (personas y organizaciones) de hacer un uso evolutivo (extensivo, intensivo y estratégico) de las TICs para interconectarse en red entre ellas (y con las cosas) de modo convergente, ubicuo, instantáneo y multimedial; a fin de obtener y compartir información, almacenarla, procesarla, analizarla y/o distribuirla a voluntad. Esta disposición creciente de herramientas más y más potentes para el manejo de la información, promoverá la creatividad, la innovación y la creación de conocimiento, convirtiendo a éste en el factor de producción, activo e insumo de la actividad del hombre, incrementando la productividad y la creación de valor económico y social, y recreando de modo más horizontal y ascendente la esfera pública y los modos de relacionamiento”. Consideramos que lo anterior debe ser hecho en una topología que considere la interconexión de todas las personas, todas las cosas y todos los datos del Gobierno y Administración pública. Se trata no sólo de usar computadoras e Internet, sino de trabajar, estar, o mejor aún “ser en Red” (Prince, 2006:3).
La ciudad digital debe alinearse con los paradigmas de la SC: la convergencia de cada cosa, persona u organización, de cada parte de la sociedad, con las características que describen y guían los cambios en este pasaje de la era industrial a la era digital. Los principales rasgos que caracterizan la hipermodernidad son, no sólo que la nueva era es planetaria o global, que no sólo se genera y se comparte cada vez más información, sino que con las herramientas TIC se facilita al mismo tiempo, la creación y transmisión de conocimiento. Una tercera característica descriptora es la desmaterialización, la digitalización, el peso creciente (paradojalmente dicho) de lo intangible. El cuarto descriptor es el hecho de que en esta nueva sociedad y de modo creciente, todas las personas y todas las cosas van a estar conectadas en red. Seremos “en red”. Un quinto elemento, es que todo tenderá a estar en tiempo real, el movimiento, la aceleración y la instantaneidad reinarán.
Cuando se expresa “alinear a las ciudades con la Sociedad del Conocimiento”, se trata de que las mismas encarnen estos paradigmas, o aún más, de que las ciudades sean parte fundamental del desarrollo y potenciación de esos valores.
En el desarrollo de las economías actuales se atribuye una importancia creciente a la innovación, no sólo como un proceso económico, sino como un fenómeno social influido por una multiplicidad de relaciones entre diversos factores sociales. El proceso de innovación, en el nuevo modo de producción basado en el conocimiento, tiene lugar en diversas fases de colaboración entre universidades, empresas y gobiernos, pero también incluye otros actores, en diferentes maneras y formas.
El concepto “Innovación para el desarrollo”, referido a ciudades en la Sociedad del Conocimiento, es una de las preocupaciones prioritarias de los países desarrollados, y en un número creciente de países en desarrollo. Dado que en las últimas décadas la ciencia y la tecnología (CyT) se ha vuelto, más que nunca, el motor de aceleración del desarrollo y de las transformaciones económicas, la necesidad de promover la innovación, como ingrediente fundamental para alimentar a dicho motor, es para muchos una prioridad política central. Las ciudades se han convertido en actores clave en el nuevo espacio industrial, caracterizado por el emplazamiento de los nuevos sectores industriales y por la utilización de nuevas tecnologías (fundamentalmente informática, telecomunicaciones y sus derivados) en todos los sectores.
Las ciudades innovadoras concentrarían las interacciones de capitales de riesgo, acciones estatales tendientes a convertirse en ciudades claves de la nueva economía, y creación de conocimiento de alta calidad en establecimientos universitarios y centros de excelencia de investigación y educación, además de nuevas formaciones sociales que usan TIC como soporte y espacio de organización de una ciudadanía innovadora. El papel de las ciudades en la Sociedad de la Información es ser medios productores de innovación y de riqueza, capaces de integrar la tecnología, la sociedad y la calidad de vida en un sistema interactivo, que produzca un círculo virtuoso de mejora, no sólo de la economía y de la tecnología, sino de la sociedad y de la cultura. Las ciudades que lo logren, ocuparían un lugar central en la nueva sociedad. Las que no puedan desarrollar medios sociales, económicos y tecnológicos innovadores, permanecerían en los márgenes.
En síntesis, sólo las ciudades que se planteen el objetivo de transformarse en medios innovadores –sociales, tecnológicos, económicos, políticos- y lo alcancen, lograrán un nuevo protagonismo en el espacio de las redes, en la Sociedad Informacional. Es aquí donde entran a tallar las ciudades digitales, como soporte, motor y factor de desarrollo de estos medios de innovación.
La ciudad digital es una herramienta de altísimo valor para cumplir estos objetivos: es una plataforma en la cual ciudadanos y empresas pueden hallar fácilmente la información provista por el sector público.

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